Según un testigo se bajaron dos personas de la camioneta: una mujer y un hombre. Según el testigo, encontraron por la puerta del garaje con una palanca. Luego el testigo intentó llamar a la policía, pero le daba ocupado. Reintentó varias veces, pero aún así le seguía dando ocupado.
El forense determinó que la víctima había sido estrangulada con una soga. Determinaron que las huellas dactilares en la soga coinciden con las del vecino. Pero además había otras huellas pertenecientes a una paraguaya llamada Débora González, quien había ayudado a cometer el crimen. Estos dos son parientes cercanos y fueron condenados a 24 años en prisión.
Al día siguiente de la condena, los asesinos declararon como lo hicieron. Aclaran que el padre del vecino tenía una farmacia, y que el farmacéutico al cuál mataron, puso una farmacia demasiado cerca de la suya. La farmacia de la víctima estuvo robando clientes al padre del vecino hasta que quedó pobre. Dijeron que entraron a la casa rompiendo el portón con una Hilux y luego, al notar que la camioneta estaba averiada, se bajaron, agarraron una palanca y se dirigieron hacia la puerta. Al llegar allí, la forzaron y entraron. Al ver que el farmacéutico estaba despierto y mirándolos, tomaron la soga y lo estrangularon. También afirman que la frase en la pared "Dios le da pan a quien no tiene dientes" se refiere a que ellos le iban a robar al farmacéutico todo lo que había recaudado hasta el momento.